Este nombre es griego y significa "conquistador del pueblo". Se lo menciona únicamente en el cuarto evangelio, donde se lo describe como fariseo y principal de los judíos (es decir miembro del sanedrín), que visitó a Jesús de noche (Jn. 3.1–21). Parece haber sido un hombre sincero que fue atraído por el carácter y la enseñanza de Jesús, pero que temía que su interés fuera conocido por los otros fariseos. No podía entender las metáforas espirituales que empleaba Cristo. Nicodemo se esfuma de la escena, y nos quedamos con las palabras de Cristo a un judaísmo envuelto en las tinieblas.
Se menciona a Nicodemo nuevamente en Jn. 7.50–52, donde evidenció más coraje al protestar contra la condena de Cristo sin que se le diera la posibilidad de defenderse. La última referencia se encuentra en Jn. 19.40, donde se dice que llevó una abundante provisión de especias para ungir el cuerpo de Cristo. Nada más se sabe de él, a pesar de una gran cantidad de leyendas (por ejemplo en el Evangelio de Nicodemo, apócrifo). Su identificación con el acaudalado y generoso Naqdimon ben-Gorion del Talmud es incierta.