Rebeca (el árameo ‘cuerda con lazo para atar animales jóvenes’ del vocablo rabaqa, atar firmemente’).
Mujer de Isaac, hija de Betuel, sobrino de Abraham (Gn. 22.23). El relato de la elección de Rebeca como esposa para Isaac (Gn. 24) destaca marcadamente la guía y providencia divinas. Abraham envió al principal criado de su casa, cuyo nombre no se menciona pero que probablemente era Eliezer, a su país natal a buscar esposa para su hijo. Después de orar, el mayordomo fue guiado directamente a Rebeca. Betuel y el hermano de ella, Labán, habiendo escuchado todas las circunstancias, dieron su conformidad al casamiento.
Durante los primeros veinte años de su vida casada Rebeca fue estéril. Isaac suplicó a Dios, y ella dio a luz varones mellizos, Esaú y Jacob, recibiendo de Yahvéh antes del nacimiento un oráculo en el cual se profetizaba sus respectivos destinos (Gn. 25.20–26). En Gn. 25.28 se anuncia el comienzo de tragedias. Leemos allí del favoritismo de Isaac y Rebeca por uno u otro de los hijos, lo cual ocasionó inevitablemente la destruccción de la unidad de la familia.
Reminiscente de Abraham y Sara fue el incidente durante la permanencia de Isaac en Gerar, cuando engañó a Abimelec y los filisteos simulando que Rebeca era su hermana (Gn. 26.1–11; cf. Gn. 20). Tanto Isaac como Rebeca lamentaron los casamientos de Esaú con mujeres hititas, o sea de raza extraña (Gn. 26.34s).
En la acción traicionera por medio de la cual Jacob suplantó a Esaú, y obtuvo la bendición de su anciano padre, la iniciativa fue tomada por Rebeca, quien planeó el engaño (Gn. 27.5–17). Al tener éxito este plan, temiendo que Esaú diera muerte a Jacob, le hizo huir y buscar refugio con su tío Labán en Padan-aram, justificando esta acción ante Isaac diciendo que Jacob debía buscar esposa entre su propia pueblo (Gn. 27.42–28.5).
Los últimos episodios de Rebeca de los cuales se tiene mención son la muerte de su ama Débora (Gn. 35.8), y su sepultura junto a Isaac en la tumba de la familia en la cueva de Macpela (Gn. 49.31).
En el NT la única referencia a Rebeca se encuentra en Ro. 9.10. Pablo se refiere al oráculo que recibió ella antes del nacimiento de Esaú y Jacob como ilustración de la elección divina por gracia.
Rebeca era una mujer de voluntad y ambición fuertes, dedicadas primeramente a su esposo, pero más tarde transfiriendo parte por lo menos de esa dedidación a su hijo menor, con resultados desastrosos para la unidad de la familia, aunque el resultado demuestra que aun esto fue aprovechado para el cumplimiento de los propósitos divinos.