Saray (hebreo ‘princesa’).
Esposa principal de Abram, y también hermanastra por parte de su padre Taré (Gn. 20.12). Lo acompañó de Ur de los caldeos, pasando por Harán, a la tierra de Canaán. A causa del hambre se dirigieron a Egipto, y como Abram temió que su extraordinaria belleza hiciera peligrar la vida de él la hizo pasar por su hermana. Faraón se sintió atraído por ella y la llevó a su harén. Cuando sospecho la verdad Abram y su mujer tuvieron que irse de allí (Gn. 12).
Se hizo pasar por hermana de Abraham en otra ocasión, en la corte de Abimelec, rey de Gerar, de acuerdo con las instrucciones de su esposo: "Esta es la merced que tú harás conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es" (Gn. 20.13), palabras que superen una línea de conducta permanente. Este incidente aumentó aun más la fortuna de Abraham, por los presentes que recibió como compensación como esposo agraviado (Gn. 20.14).
Su esterilidad fue motivo de constante reproche para Sarai, quien entregó su sierva, la egipcia Agar, a su esposo para que la tomara como concubina. El embarazo de Agar hizo nacer sus celos, y la maltrató de tal forma que Agar huyó durante un tiempo. A su regreso nació Ismael (Gn. 16).
A la edad de noventa años se le cambió el nombre por el de Sara, y el de su esposo de Abram por Abraham. Yahvéh la bendijo, y le dijo que tendría un hijo, y que ella se convertiría en madre de naciones" (Gn. 17).
Cuando a Abraham le fue concedida una teofanía, le pidió a Sara que hiciera panes para los visitantes divinos. Ella oyó la profecía acerca de su hijo y se rio; luego, temerosa, negó haberse reído, con las palabras "¿Hay para Dios alguna cosa difícil?" (Gn. 18.14). Con el nacimiento de Isaac cesó el reproche de Sara. La irritó tanto la burla de Ismael en la fiesta de celebración del destete de Isaac, que pidió la expulsión de Agar y su hijo (Gn. 21).
Murió en Quiriat-arba a la edad de 127 años y fue sepultada en la cueva de la heredad de Macpela (Gn. 23.1ss) ( Hebrón).
Is. 51.2 nombra a Sara como ejemplo de confianza en Yahvéh. En el Nuevo Testamento Pablo menciona a Abraham y Sara entre aquellos a quienes la fe les fue contada por justicia (Ro. 4.19), y menciona a Sara como la madre de los hijos de la promesa (Ro. 9.9). El autor de la Epístola a los Hebreos incluye a Sara en las listas de los fieles (11.11). También se la nombra como ejemplo de la correcta obediencia que una esposa debe tener hacia su marido (1 P. 3.6).